Lo que me recordaron Radiohead, The Cure y algunas canciones de cuna

Por: Carlos | @carlosmacedocom

Tips para mejorar tu voz al hablar

En mejor forma. Más feliz. Más productivo. Cómodo. Sin beber en exceso. Ejercicio en el gimnasio tres veces a la semana. ¿Estos son mensajes positivos? Pensaríamos que lo relacionado con la superación y el bienestar entraría en la categoría de “positivo”, pero esto depende de la interpretación del receptor. Esta interpretación depende en gran parte de la intención del emisor, la cual tiene muchos niveles de significado incluyendo el emocional. La herramienta de expresión del significado emocional está en la parte auditiva del mensaje: tonos y timbre de voz. Si escuchas el tema del cual tomé la frase del inicio (“Fitter Happier”, de Radiohead), descubrirás que el énfasis y la música que acompañan a las letras convierten estas palabras, al parecer positivas, en un mensaje más bien desolador.

Radiohead.

Radiohead.

Hay otros ejemplos de cultura popular que demuestran cómo la parte sonora de nuestra comunicación puede enriquecer o encauzar de cierta manera nuestro mensaje. Para seguir en el ámbito musical, ya antes me había parecido peculiar que en mi playlists de “música feliz” aparecieran algunas canciones de The Cure, cuyas letras están más bien enfocada en el otro extremo del espectro emocional. Y no empecemos con algunas canciones de cuna. ¿Has puesto atención a las letras? La trágica historia de don Martín, a quien se le murió su chiquitín de sarampión, califica muy pobremente como instrumento para alegrar a un niño. Y sin embargo funciona. Al parecer, las canciones de cuna macabras son un fenómeno de varias culturas: los norteamericanos arrullan a sus bebés cantándoles Ashes, ashes, we all burn down

Encauzar el humor del mensaje, independientemente del texto, funciona porque el emisor aporta mucho más significados emocionales a través de la voz. No es lo que dices, sino cómo lo dices. Ahí están los sarcasmos, las insinuaciones y muchas otras figuras del lenguaje hablado. En las películas, es la música la que marca el humor de los diálogos. Pero los simples mortales no andamos por la vida con todo un equipo de producción para hacer la banda sonora de nuestros diálogos, así que me parece buena idea pasarte algunos tips para desmenuzar el misterio de cómo darle más emotividad a tu voz. 

  1. Elimina los fraseos rítmicos. Por algún motivo, al hablar en público o frente a micrófono, muchos empiezan a meter silencios cada determinado número de sílabas, sin importarles que las frases no requieren esos silencios en tal lugar. Como regla, los silencios para tomar aire deben coincidir con los silencios que marca el texto o que le dan significado a las frases. Si te interesa, luego hablamos del ejercicio de las Falsas Comas. 

  2. Aprende a modificar y variar la forma en que dices las frases. Al hablar en público, la mayoría adopta una forma uniforme o una misma susesión de tonos graves y agudos que aplica a todos los enunciados. Esto empobrece la riqueza de sus significados. Las emociones se comunican por cómo dices las cosas, lo cual se traduce en modificar cinco elementos de tu pronunciación: tonos, timbre, volumen, ritmo o tiempo que le das a cada sílaba-vocal y silencios. Grábate leyendo un enunciado e intenta diferentes tomas, modificando y combinando estos elementos.

  3. Acompaña tu mensaje con los ademanes, expresiones faciales y expresiones corporales adecuadas. Ok, ya nos salimos del ámbito de lo auditivo. Pero aún así, este componente kinésico es otra parte de tu caja de herramientas para dar a tu mensaje un significado que realmente conecte con tus interlocutores. 

Una cosa. Ahí atrás mencionamos las emociones en una escala muy simplista de “positivo” contra “negativo”. O feliz contra triste. Pero la voz, bien usada, te da para un rango mucho más amplio de significados emocionales. Puedes dar a cualquier frase tuya un sentido de urgencia, profundidad, ligereza, relevancia, enfado, humor, tutorial… en fin. Las opciones de matices son infinitas. 


Finalmente, aconsejo ensayar estos preceptos en privado. Mi experiencia personal es que el hacerlos frente a alguien más te expone a ser blanco de burlas. Pero no dudes de la efectividad de los ejercicios. Y si quieres platicar más del tema o discutir el triste caso de don Martín, pues nos ponemos de acuerdo.

Carlos Macedo Pérez